Topónimos y geografía: el nombramiento de diversos espacios desde la interdisciplina

 

Si bien la toponimia es una rama de conocimiento derivada de la lingüística, las palabras que denominan el espacio, sea un lugar o una región, se han convertido en objeto de discurso geográfico y de análisis interdisciplinario. Los topónimos establecen relaciones entre la sociedad y las diferentes categorías de análisis espacial y sus escalas, de ahí que formen parte de los estudios de geógrafos, historiadores, antropólogos, lingüistas, paisajistas, entre otros profesionales.

 

Los topónimos son, por sí solos, una capa de información espacial, ya que pueden indicar condiciones originales de la fisiografía del entorno, de ahí que se subdividan en orotopónimos (aluden a las formas del relieve), hidrotopónimos (en relación con cuerpos de agua o eventos hidrometeorológicos), fitotopónimos y zootopónimos (presencia de vegetación y fauna, respectivamente), entre otras categorías (García, 2007). Pero los topónimos también pueden referir a aspectos socioeconómicos, reivindicar momentos y personajes históricos o elementos de identidad cultural (León-Portilla, 2009; Mentz, 2017), con lo cual se confirma el interés de su estudio y análisis interdisciplinario.

 

Otras posibles vías de análisis geográfico sobre los topónimos se asocian con su regulación como parte de bases de datos de nombres nacionales (INEGI, 2024; Sáenz, 2014), como un elemento del mapa, ya sea en formatos impresos o soportes digitales (Carrascal, 2007), e incluso como parte de la nomenclatura urbana (Zárate, 2005). También resultan una vía de interés menos explorada las homonimias de distribución diversa dentro de un mismo país (por ejemplo, la repetición de Acatlán, Tonalá o Guadalupe en distintas
entidades) o en diferentes países (Mérida, Valencia o Guadalajara, son algunos casos).

 

En esta sección temática se pretende reunir propuestas de investigación relacionadas con los topónimos: los patrones de distribución que indican aspectos de geografías pasadas y actuales; la necesidad de su homologación por escrito para el ordenamiento y la divulgación cartográfica; sus relaciones con las lenguas originarias a través del tiempo; la relevancia testimonial de los nombres no oficiales que la población reconoce y son dignos de recuperación; así como su presencia en la oralidad, que refuerza el sentido que los habitantes dan al espacio geográfico.

 

Serán bienvenidos casos de estudio locales, pero también investigaciones que conjuguen muestreos de nombres que tomen como punto de partida alguna lengua originaria en concreto (ver estudios como Almaguer, 2009; Lastra, 2008; Lefebvre y Paredes, 2017), entidades o regiones de interés dentro de México, en otros países del mundo, e incluso estudios enfocados en los nombres asignados al interior de satélites y planetas como la Luna o Marte, que cuentan con su propia regulación astronómica (Grupo de
Expertos de Naciones Unidas en Nombres Geográficos, 2007).

 

Se invita a investigadores o estudiosos de diferentes áreas del conocimiento a enviar artículos que aporten nuevas discusiones que refieran a los topónimos como aspecto primordial de estudio, dando un peso importante a su interés geográfico, considerando análisis de gabinete (con la posibilidad del uso de mapas), pero también aquellas indagaciones que se complementan con trabajo de campo.

 

Aparte de trabajos bajo la temática señalada, también se recibirán artículos para la sección general del número, los cuales podrán abordar cualquier enfoque geográfico, o centrarse en temas que tengan una relación directa con la geografía, siempre y cuando se apeguen a las directrices editoriales y la normativa de publicación de Tlalli. Revista de Investigación en Geografía. La fecha límite para el envío de los manuscritos para este número es el 1 de junio de 2024; éstos deberán enviarse a través del gestor editorial de la revista. Cualquier duda sobre esta convocatoria podrá enviarse al correo de la revista: revista.tlalli@filos.unam.mx.

 

Dr. Jesús Israel Baxin Martínez